La calidad académica en los programas de educación superior se logra mediante un modelo educativo innovador que potencie la formación, incorporando un enfoque integral y humanista. Este modelo, que combina conocimiento especializado con metodologías avanzadas de enseñanza y aprendizaje, fomenta el desarrollo profesional y personal de los estudiantes.
Este modelo no solo asegura la adquisición de conocimientos específicos, sino también el desarrollo de habilidades cognitivas, interpersonales e intrapersonales, cruciales en la era digital y globalizada. La experiencia de aprendizaje del estudiante se enriquece con la integración de contenidos teóricos, el desarrollo de competencias, el aprendizaje experiencial y actividades co-curriculares, todo lo cual promueve una transformación integral en los estudiantes.
El modelo se centra en el desarrollo humano, buscando inculcar valores y habilidades sociales, preparando a los estudiantes para liderar y tomar decisiones de calidad. Consecuentemente, los planes de estudio están diseñados para fomentar competencias profesionales a través de un enfoque integrador que desafía a los estudiantes a colaborar y aplicar sus conocimientos en tareas y proyectos prácticos.
Desarrollar una visión estratégica y global del negocio.
Actuar con liderazgo ético y responsable.
Integrar conocimientos especializados en diversas áreas para una gestión eficaz.
Exhibir habilidades de innovación y pensamiento crítico en entornos inciertos.
Fomentar la responsabilidad social y sostenibilidad.
Comunicar ideas eficazmente en diversos formatos.
APRENDIZAJE CENTRADO EN EL ESTUDIANTE
El modelo educativo centrado en el estudiante implementa el principio de aprendizaje activo con metodologías que garantizan actividades auténticas y significativas, en las que los estudiantes aprenden de manera autónoma y colaborativa, desarrollando las competencias del programa. Este enfoque centrado en el estudiante se caracteriza por promover:
Aprendizaje activo: Los estudiantes participan en actividades significativas y reflexionan sobre su proceso de aprendizaje, lo que fortalece su autosuficiencia y confianza.
Aprendizaje autónomo: El estudiante asume la responsabilidad de su aprendizaje, desarrolla estrategias para seguir aprendiendo de manera independiente y reflexiona sobre sus fortalezas y debilidades.
Aprendizaje colaborativo: La interacción social enriquece el proceso de aprendizaje, permitiendo que los estudiantes conecten sus conocimientos previos con los nuevos y trabajen en equipo para resolver problemas.
Aprender a aprender: Este principio empodera a los estudiantes a reflexionar sobre sus capacidades, cooperar, autoevaluarse y utilizar estrategias para gestionar su aprendizaje de forma continua, adaptándose a las necesidades del mercado laboral y la sociedad
APRENDIZAJE ABIERTO Y FLEXIBLE
La educación del siglo XXI es abierta y flexible, respaldada por tecnologías de la información y la comunicación (TIC) que promueven el aprendizaje ubicuo y colaborativo. Los estudiantes participan de manera flexible e interactiva en un entorno que combina aprendizaje presencial y en línea, apoyado en la modalidad educativa "Blended". Este enfoque integra estrategias pedagógicas con recursos tecnológicos, generando dinámicas de aprendizaje significativas en las que el estudiante asume un rol activo y autónomo, mientras que el profesor facilita el proceso y acompaña a los estudiantes en su aprendizaje.
APRENDIZAJE BASADO EN COMPETENCIAS
Este enfoque promueve que los estudiantes demuestren dominio de competencias clave para su éxito en situaciones complejas. Basado en la teoría socio-constructivista, este enfoque ve el aprendizaje como un proceso social donde los estudiantes construyen conocimiento de manera activa. Las competencias, que articulan conocimientos, habilidades, actitudes y valores, están integradas en los programas y se desarrollan a través de los cursos. Este diseño asegura una evaluación y desarrollo continuo de las competencias.
ARTICULACIÓN DE LOS APRENDIZAJES
La competencia es un enunciado del "saber actuar" que se desprende del perfil de egreso e integra los conocimientos, habilidades, actitudes y valores que el estudiante debe ser capaz de demostrar al finalizar un programa de estudios. Las competencias están articuladas en el programa y se integran a través de las asignaturas en diferentes niveles de desarrollo, garantizando así que todos los estudiantes las desarrollarán y serán evaluadas de manera continua.
Las competencias, descritas en el perfil de egreso, son el resultado de un proceso académico reflexivo y están alineadas con la misión educativa del programa, las necesidades de los stakeholders y los requerimientos del mercado laboral. Estas se integran en los programas académicos y se desarrollan a través de los cursos, garantizando su evaluación continua.
En el siguiente gráfico se muestra la jerarquía de los aprendizajes esperados en el diseño de un programa de acuerdo con el enfoque de formación por competencias.
Las competencias se articulan e integran en las asignaturas del programa de manera secuencial e incremental siguiendo una lógica de progresión. El nivel de progresión marca la pauta del grado de dominio que deben demostrar los estudiantes por cada competencia. El estudiante irá desarrollando las competencias en tres momentos del programa a razón de su progreso en la secuencia de los ciclos de estudio.
Los resultados de aprendizaje son descripciones detalladas de lo que se espera que el estudiante sea capaz de hacer (desempeño) al finalizar una asignatura. Estos resultados deben ser claros, observables y evaluables para facilitar su medición. El logro continuo de los resultados de aprendizaje en las asignaturas contribuye al desarrollo de las competencias institucionales y del programa incluidas en el perfil de egreso. Estos resultados contribuyen al desarrollo de competencias y se articulan de manera secuencial e incremental en el programa, asegurando un aprendizaje organizado y significativo.
De esta manera, se asegura una experiencia de aprendizaje donde los estudiantes logran las competencias de una manera organizada y significativa.
EVALUACION DE LA CALIDAD Y MEJORA CONTINUA
La calidad educativa implica el desarrollo de una cultura organizacional centrada en la evaluación y mejora continua. La evaluación es clave para la calidad académica, ya que permite verificar el progreso y los logros de los estudiantes respecto a los resultados de aprendizaje esperados y la adquisición de competencias.
El alineamiento constructivo de los programas comienza con la definición de perfiles de egreso adaptados a la misión educativa y las necesidades sociales, asegurando que los resultados de aprendizaje sean coherentes y que las competencias se evalúen efectivamente a lo largo del programa. Las actividades de aprendizaje se sustentan en el aprendizaje activo, colaborativo y autónomo donde los estudiantes las aplican e integran, y finalmente, las competencias son evaluadas en los trabajos realizados por los estudiantes conforme a los criterios de desempeño definidos.
Además, la participación de stakeholders y la revisión periódica por pares externos fortalecen el proceso de aseguramiento de la calidad, proporcionando perspectivas diversas que contribuyen al diseño y actualización de los programas. Los estudios comparativos internacionales también juegan un papel importante al ofrecer una base de evidencia que informa las actualizaciones de programas, garantizando así que la educación proporcionada sea relevante y de alta calidad.
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