Las competencias necesarias para trabajar, aprender y ser ciudadanos globales son claves para tener un desempeño efectivo en un entorno volátil y con un alto nivel de incertidumbre. La adaptabilidad a los cambios rápidos, la mentalidad de diseño, las habilidades de cooperación y el crítico y creativo, son algunas de las competencias más relevantes que deben lograr los estudiantes.
El aprendizaje de este tipo de competencias crea nuevos desafíos para las instituciones de educación superior porque deben transformar el modelo de educación tradicional, centrado en conocimientos y en el docente, por uno en que los estudiantes tienen una experiencia de aprendizaje activo y experiencial que promueve la aplicación de los saberes en desempeños evaluables.
Este nuevo paradigma en la educación superior requiere crear un ecosistema de aprendizaje donde los estudiantes aprenden más cuando el método de enseñanza es consistente con su propio estilo de aprendizaje, y su aprendizaje aumenta cuando se les lleva más allá de su zona de confort.
Sin embargo, planificar e implementar diferentes estrategias de aprendizaje para abordar diversos estilos y necesidades de aprendizaje requiere tiempo y esfuerzo. En el caso del docente, su rol ya no es el de transmitir conocimientos a un grupo pasivo de estudiantes, sino que son mentores, habilitadores, facilitadores y colaboradores en el proceso de aprendizaje del estudiante. El docente debe estar abierto a nuevas formas de pensar y centrarse en el desarrollo personal continuo a medida que se desarrolla y aprende junto con sus estudiantes. El Design Thinking es un método que se ha mostrado eficaz para afrontar este nuevo paradigma educativo. El Design Thinking está centrado en el ser humano y se basa en comprender las necesidades y motivaciones de las personas desde un enfoque optimista porque siempre se asume que se puede encontrar una solución. Con este método, los docentes y los estudiantes tienen la posibilidad de marcar la diferencia en el proceso de aprendizaje porque no se abordan conocimientos, sino metodologías de aprendizaje activo, como el aprendizaje basado en problemas o proyectos.
En este sentido, el docente que quiere mejorar su metodología de enseñanza debe creer y fortalecer su propia capacidad de innovación. La confianza creativa, concepto creado por los hermanos Kelley, alude a creer en nuestra capacidad para crear cambios en nuestro mundo. Esta creencia, donde se combinan el pensamiento y la acción, impulsa nuestra capacidad de generar nuevas ideas y el coraje de probarlas, incluso fallando en el proceso. Esta creencia en nuestra propia capacidad de pensamiento creativo como docentes se encuentra en el corazón de la innovación educativa.
Comments